PARA FEDERICO
Dulce remanso las horas que compartimos,
robándole tiempo a la vida que corre vertiginosa,
y se empeña por dejarnos atrás.
Tus besos impetuosos que me abrasan,
mi entrega sin medida a tus caricias,
y este afecto que se atreve a cruzar
los confines de las distancias infinitas.
Encerrarnos en el osado abrazo
de nuestros cuerpos ardorosos,
alejarnos de este mundo y su mirada,
para convertirnos en solo uno.
Tu embestida enardecida y mis gemidos de placer,
dulce canción de amor que nos une,
mientras alzamos vuelo entre nubes
de sábanas perfumadas.
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